Desde Hobbes, una de las justificaciones del pacto social ha sido siempre la seguridad de las personas. Con el tiempo, los peligros se han ido incrementando, pero también las posibilidades de control. La violencia organizada, la disponibilidad de armas más sofisticadas y mortíferas, y sobre todo el terrorismo local e internacional han abierto la discusión sobre cuáles son los límites de control que el Estado puede ejercer sobre las personas.
- ¿Debe ser legal el registro de cualquier conversación telefónica? ¿Y el seguimiento permanente de todas las transacciones electrónicas? ¿Y el acceso a los datos de cualquier ordenador? ¿Y la omnipresencia de viodecámaras? ¿Y el control del correo electrónico? ¿Y acaso la implantación de un chip electrónico para saber dónde está cualquier persona?
- ¿Qué posibilidades, pero también qué restricciones, crees que se tendrían que imponer sobre la vigilancia y la limitación de libertades?
(J.M. Bueno Matos y X. Martí Orriols. Filosofía y Ciudadanía. Editorial Vicens Vives. Barcelona. 2008)