Todos conocemos esa frustrante sensación de tener una palabra “en la punta de la lengua” que no somos capaces de sacar. Sabemos que no es lo mismo que, simplemente, haber olvidado algo: en el caso del fenómeno de la punta de la lengua, estamos convencidos de que solo hemos relegado esa información a un rincón de la memoria temporalmente y de que volveremos a acordarnos de ella (lo que suele acontecer cuando dejamos de intentar recordarla). A menudo podemos evocar características de la palabra como su inicial o a qué suena, o incluso otras palabras que significan lo mismo. El fenómeno se da independientemente del sexo de la persona, de su edad o de su nivel educativo. Tanto monolingües como bilingües y plurilingües lo experimentan…y hasta las personas sordas, utilizando la lengua de signos.
Una explicación es que algo bloquea, interfiere o evita la recuperación de la palabra buscada, aunque sepamos que está ahí. O podría ser que hubiese conexiones débiles entre varios elementos de esa palabra. Cada palabra contiene varios tipos de información (letras, sonidos y significados) que almacenamos en partes diferentes de la memoria, pero que están conectados por su significado. Si la conexión entre ese significado y la información auditiva no es lo bastante fuerte, esta última no se activará lo suficiente como para permitir que la recuperemos por completo.
(Dra Sandi Mann. La Biblia de la Psicología. Tú, este libro y la ciencia de la mente. Ediciones Gaia. Madrid. 2016)